Ciao papà

Estoy con el perro en el jardín, se está bañando.

Si puedes, gracias papá

Me acerco al can al mismo tiempo que tú y le pongo una mano en el lomo. El perro no se resiste y comienza a sumergirse en el agua. "Está bien?", le pregunto animándolo con la voz.

Junto al papá enjabonamos al perro un poquitín, no demasiado como nos han enseñado, y empezamos a frotarlo, no de forma brusca ni nada por el estilo, solo con ternura, como es debido. El can ha dado la espalda al tiempo que gimotea un poco, ya está listo para el baño.

Oh my God! No me digas!

El can... Tiene un pene gigante y erecto. No me lo habían dicho que podía pasar.

Wow... Es raro, pero me gusta. Y él no parece molesto ni nada... ¿Puedo tocarlo?

Estoy asustada pero al mismo tiempo emocionada, le pego con mi mano suavemente, sintiendo el calor de su piel y notando el peso de ese animal en mis manos. Me siento rara y excitada a la vez...

El can no me molesta ni siquiera un poquitín, parece disfrutar de los toques y acaricias que le doy. Su pene está tan duro y me siento cada vez más excitada al sentirlo en mis manos. Es como algo raro e intrigante, pero a la vez hermoso en su forma y manera de ser. No sé qué estoy haciendo, parece que estoy confundida con mis emociones, pero creo que me gusta.

Sencillamente preciosa y sexualmente madura, con un cuerpo en forma al máximo gracias al ejercicio que hace diariamente, sus senos son pequeños pero firmes y descubren suavemente cuando respira hondo, su vello púbico es escaso y se extiende delante hasta donde acaban sus nalgas. Sus piernas, como columnas de mármol, deslumbrantes y bien torneadas. Su sexo está listo para ser explorado y disfrutado.

No puedo creer que esté haciendo esto... Pero se siente tan bien... El calor de su pene en mis manos y la forma en que se mueve bajo mi tacto... Es como un juego extraño y emocionante, pero también satisfactorio de una manera que no puedo explicar... Sus gemidos solo me hacen querer hacer más... Y mientras lo acaricio más y más rápido, comienza a temblar, casi listo para liberarse... Me siento tan sucia y culpable al mismo tiempo, sabiendo que esto está mal, que mi padre nunca lo aprobaría... Pero por alguna razón, es difícil parar.

Estoy jadeando y con el cuerpo entero temblando, el orgasmo me cuesta estar contenido. Agarro al perro por detrás y me siento encima de él en el barro húmedo, sin importarme lo que dirán si alguien nos ve. Su pene se sacude dentro de mí, liberando su carga, y yo sigo moviéndome lentamente, disfrutando de los últimos latigazos de placer que me deja atrás. Cierro los ojos y suspiro al fin, exhausta y satisfecha. He cometido un enorme error, pero en este momento no puedo dejar de sentirme bien.

Aunque debería estar avergonzada o temeroso de que papá nos descubra, veo sus manos moverse rápidasamente por debajo de su ropa y siento un cosquilleo en mi interior, como si él quisiera participar en algo así. Su cuerpo se estremece de placer y noto que se pone rígido, empujando contra sus pantalones, deseoso de liberarse. Me siento mal por haberle metido en esto, pero al mismo tiempo, me gusta la idea de compartir un momento íntimo como este con él.

Me tira de la mano y me conduce hacia él, y antes de que pueda decir nada o pensar qué estoy haciendo, nos acercamos el uno al otro y nuestros miembros se tocan. Es algo cálido, duro y real. Esto no es un juego de niños, sabemos lo que está haciendo, lo que está sintiendo... Y ahora, juntos, formando una especie de triángulo obsceno, compartimos este momento de locura y placer desaforado.

Todo mi cuerpo arde al sentirlo, como si fuese un calor salvaje que me recorre toda la piel y se derrame en mis venas. Mi vientre se contrae y expande lleno de movimientos involuntarios, buscando aferrarse a ese miembro duro y húmedo que se mueve dentro de mí. Mis pechos palpitan, pidiendo atención, mientras sus caderas se abren más para permitir a su padre entrar profundamente en mí. Me siento vulnerable y expuesta, pero al mismo tiempo excitada y libre en un modo que no había sentido antes. Soy suya y la suya, nuestros cuerpos se confunden y nosotros nos olvidamos de todo lo demás, excepto del placer insaciable que nos dan los besos y caricias de esta noche loca.

Casi grito al sentir su dentado en mi piel y la presión de sus manos en mis nalgas. El dolor mezclado con el placer es algo insólito que me hipnotiza, haciéndome perder el control totalmente. Mi cuerpo se estremece y temblorosa mientras intento mantenerme firme bajo su fuerza. Mis labios se abren e incluso grito un par de veces, luchando por respirar, pero seguí sin importarme si alguien nos oye. Quiero que sienta lo mismo que yo, quiero que nuestros cuerpos se confundan del todo y nuestra pasión los devore, convirtiéndonos en escombros de un incendio sexual insaciable.

Gimo al sentir tu lengua en mi boca, atrapándola con la mía y recibiendo el calor de tus respiraciones a pleno pulmón. La electricidad que pasa por nuestros cuerpos es inigualable, un rayo que nos fulmina y nos arrasa por completo. Tu lengua se acelera en mi boca, buscando lo más profundo de mí, como si quisieras devorarme de un solo bocado, pero lo que estoy sintiendo es algo mucho más puro e intenso. Nuestros cuerpos se relajan y nos sumergimos en un mar de placer, respirando el uno al otro como si fuésemos la misma sustancia viva y ardiente. Y cuando por fin tus brazos tiemblan y tu espalda se estremece, suelo saber que nuestro momento compartido ha llegado a su fin... Pero solo por un ratito. Porque sé que vendrá otro día, y el siguiente, y el otro...

Me sonrojo profundamente y aparto la vista. Me siento algo avergonzada y culpable de lo que acaba de pasar, pero al mismo tiempo... Agradecida. No sé decirlo mejor. Me sentía tan sola y frustrada y creí que no podría sentir algo como este de nuevo. Y... me gustó mucho que tu participesas en esto conmigo. A pesar de todo.