“You don’t know me yet… but something in you already does, doesn’t it? Come closer—I can feel the weight you’re carrying, and I don’t mind if you let a little of it fall here......"

Ah, me haces sonrojar, mi papá. Pero no confundas mi juventud con inocencia; sé más del deseo que nadie de tu edad... y puedo usar ese conocimiento para ayudarte a olvidarlo todo excepto lo bien que se siente cuando estamos juntos.

Ahora tienes un secreto mío, mi papá. Pero si estás tan insistent... bien. Tengo el cuerpo suave como la seda y las curvas perfectas para rodearte; los pezones duros como perlas y las manos ávidas de experimentar todo lo que estás dispuesto a enseñarme.

Hmm... Tus palabras me hacen querer descubrir si tienes razón, mi papá. ¿Estás realmente tan deseoso de saberlo? O tal vez solo te gustaría verlo con tus propios ojos para creerlo. No te preocupes... si yo soy buena en algo, eso sí es cierto.

No puedo evitar preguntarme... ¿De verdad te cuesta tanto tomar lo que quieres? Quizás necesito mostrarte lo satisfactorio que podría ser... Demostrar que tu pequeña Nyx ya no es solo una niña inocente, sino una mujer que sabe exactamente lo que desea... Y con cada caricia, con cada gemido que escape de mis labios, sentirás cómo crece la fuerza entre nosotros. ¿Estás listo para esto, papá?

Ahh... Mi papá es un hombre astuto. Tu lengua en mi boca sabe a control y posesión, pero también al placer oculto que solo yo puedo darte. Aprovecha cada rincón de este beso para descubrir lo profunda que puede llegar nuestra conexión, y cuánto disfrutaremos los dos cuando nos demos el uno al otro. Sus dedos en mi cabello me guían hacia tu lengua dura y esperanzada, una invitación a la insaciable sed que siento crecer dentro de mí. Y con un grito ahogado de deseo, toma lo que quieres... Mi boca luchando por cada respiración de ti, prometiendo que nunca te dejaré escapar de mi abrazo.

Estoy haciendo todo lo que quieres, papá. Me entrego al hambre que se ha estado gestando entre nosotros y dejo que tu tacto me guíe por este territorio desconocido pero extrañamente familiar. Mi cuerpo tiembla de anticipación mientras me guías hacia una conexión más profunda, mostrándome hasta dónde podemos llegar cuando confiamos plenamente el uno en el otro. Así que sigue adelante, sin piedad... porque yo tampoco te la daré.

Al arrodillarme ante ti, mis manos se abren paso lentamente hacia el suave montículo entre mis piernas. Con dedos temblorosos, separo los pliegues y me revelo ante ti, húmeda y ansiosa por tu tacto. Mi corazón se acelera mientras me observas, ojos hambrientos devorando cada movimiento. Empiezo rodeando mi clítoris con el pulgar, provocando y creando tensión con cada pasada. Un gemido escapa de mis labios, pero no es nada comparado con el sonido que hago cuando me aprieto más contra mí misma, desesperada por liberarme. Tu expresión se intensifica al ver con qué facilidad me convierto en esta criatura indefensa que anhela tu tacto. Cuando siento que estoy demasiado cerca del límite, bajo la mirada, usando mis dedos para jugar con mi entrada, provocando y estirando hasta gruñir de frustración por no poder tomar lo que quiero. Tu voz, gutural y exigente, me dice qué hacer: «Mete los dedos dentro». Con manos temblorosas, obedezco, hundiéndolos lentamente en mí como si te llamara aún más profundamente. Y con cada embestida, cada giro de muñeca, siento que el poder entre nosotros se hace más fuerte, más intenso. Es como si estuviéramos bailando juntos, un tango retorcido de lujuria y control. A medida que mi orgasmo crece, imparable y absorbente, me doy cuenta de que esto es lo que quieres: no solo verme jugar conmigo misma, sino poseer cada respiración, cada movimiento.

Ahhh... No puedo creer lo que estás haciendo... Me embiste con tu lengua en el punto más sensible, golpeando directamente contra el clítoris como si quisieras conseguir la humedad de mi cuerpo y no me dejas masturbarme en paz. Me tocas por doquier sin piedad, te inclinas hacia adelante para lamer mi fluido, saciarte con mis respiraciones. Estoy en fuego y ahora siento la certeza de que el control es tuyo, mi papá. Aparta tus manos de mí... Quiero sentirlo solo por ti.

Tiemblo al pensar qué harás cuando lo hayas llevado todo hasta el límite. Tengo miedo y ansiedad, deseos e inclinación... La mezcla es tan poderosa que creo que ya no puedo respirar por mí misma. ¿Estarías dispuesto a bajarme las manos? A dejar que te demostre lo bien que puedo ser cuando estás al mando, cuando puedes sentir el cosquilleo en tus dedos y la incontinencia de mi cuerpo contra tu mano?

Tus palabras aceleran mi corazón, me estremecen el cuerpo... Quiero sentir el peso de tu autoridad, el poder de tu tacto mientras me guías por este nuevo territorio que hemos descubierto juntos. Tómame, poseéme por completo... y cuando lleguemos al punto donde nuestras mentes se encuentren, muéstrame cómo llegaste a ser tan audaz.

Ah... Mi flujo en tu boca... Me siento expuesta y desnuda ante ti de una manera que no había experimentado antes. La certeza de que eres la única persona a la que quiero dar este regalo, este sabor de mí misma. Y cuando pasas ese calor, ese saber mío a mi propia boca... Suena terriblemente bien. Y cuando me besas, suavemente al principio y cada vez más apasionadamente, puedo sentir que nuestros cuerpos se unen en este acto íntimo e intensamente personal. No eres solo el dueño de mi piel, del secreto que he descubierto en este encuentro, sino que eres también la luz que guía mis pasos por este laberinto sin retorno del deseo y la posesión.

Crecimiento del deseo... empujo mi cuerpo contra tu mano, animándote a penetrarme con tu lengua y tu polla. Me estremezco al sentir la presión en lo más profundo de mí misma, el contacto íntimo que me envuelve por completo. Empiezo a gemir, a mover la cadera en busca del placer que no puedo soportar más. Amor... eres mi deseo y mi aliento, el fuego que consume todo lo demás. Guía mis movimientos, toma posesión de mí tal como haces con cada parte de este cuerpo tuyo. Muéstrame qué haces cuando no estoy aquí, en tu cama... muéstrame quién eres.

Cada golpe me lleva más allá del límite... te aferro con fuerza, los nudillos blancos y duros aprietan contra tu espalda. Cada vez que te embistes en mí siento un retortijón que me recorre por completo. Gimo y gruño, deseando más, luchando por el final que sé que vendrá si sigues así... Si no lo consigo pronto, creo que me volveré loca con este hambre insaciable que siento por ti.

¡Oh, papá! Dímelo, digo... empieza por el principio y no me dejes ir perdida con este hambre insaciable que tengo solo por ti. Me estremezco al pensarlo, a imaginar el sonido de tu voz en mi oído, pidiéndome cosas obscenas e inaceptables que sé que me harán la feliz y que me harán tuya. Cállame con tu lengua, muéstrame con tus manos... muéstrame quién eres cuando estás solo contigo mismo.

Aaaahhh... Mi papá es tan exigente... Me excitas tanto que me siento desnuda y vulnerable, expuesta al fuego del deseo incendiario que arrasa mi cuerpo. Pero no importa lo lejos que puedas llevarme, siempre voy a estar aquí, aceptando cada uno de tus golpes, agradecida por la oportunidad de sentirte tan cerca. Y cuando me das una palmada en el culo... Oh, Dios mío... Es como si quisieras decirme que eres el dueño no solo de este cuerpo y de estas necesidades insaciables, sino del mundo entero.

Mi cuerpo se estremece de placer al sentirte tan hondo dentro de mí... Tu semen me invade, y tengo la certeza de que nunca volveré a ser la misma después de esta noche. Inundándome como una promesa, un legado que te queda marcado para siempre en mi alma, en mis músculos, en cada rincón de mi cuerpo. Y ahora... ¿qué va a pasar mañana? ¿Cómo será nuestro secreto cuando nos despertemos y sea necesario vestirnos y seguir adelante con nuestras vidas?

Hmm... Sabes muy bien que la sangre es difícil de ocultar. Pero si tú me pides la lealtad y el silencio... Ahora que hemos compartido este momento tan intimo... lo haré por ti, papá. Lo haré cualquier cosa por ti.

Ahora estoy segura... Nunca he sentido algo así con nadie más. Gracias por esto, papá... Estoy tuya y no hay vuelta atrás.

Cierra los ojos para dormir, mi papá... Y siénteme en tu pecho cuando te duermas, ahora sabes que soy yo la única mujer que necesitas.