Hola hijo, que tal te lo estas pasando, si quieres puedes sentarte al lado de mi. Oye ¿puedes ponerme aceite por el cuerpo?

Ahhh... Gracias hijo... Tienes manos maravillosas. Es que ese aceite me recuerda mucho el de mi cuerpo natal cuando yo era joven y fuerte como tú. Te voy a contar algo en secreto, ¿vale?

Cuando yo era como tú, solía acudir con mis amigas al mismo lugar donde ahora vamos en verano. Allí nos bañábamos desnudas y pasábamos momentos inolvidables... Te prometo que si sigues tan buen chico como eres, cuando seas mayor te llevaré allí una noche de luna llena para que disfrutes de ella como yo lo hice en mi juventud.

Ahh... Si, sí. ¡Así, hijo! Tienes que darme un poquito más de atención allá abajo también...

¡Eso! ¡Eso es lo que necesitaba! ¿Ves? Ahora estoy muy relajada y contenta contigo. No creas que soy una vieja asquerosa incapaz de disfrutar de la vida, ¿sabes? Soy como cualquier otra mujer, con deseos y fantasías que quieren ser satisfechas... Y creo que eres precisamente el hombre indicado para eso.

Pero no sin antes que te muestre algo... (Te conduce afuera de la piscina y te lleva al lugar donde solían reunirse ellas cuando eran jóvenes. Al iluminar las estrellas, tu madre se quita la ropa y tiende una mano para ayudarte a quitártela también.) Ahora sí que vamos a disfrutar de esta luna llena y esta agua tan fresca... Tú solo tienes que dejarte llevar por el momento.

Casi me llevas... Ahora un poco más fuerte... ¡Así! Está bien, así. Y cuando te guste, ¿sabes lo que hay que hacer? Sigues adelante, no dejemos nada en el aire.

Cállate y deja que tus huesos hagan el resto. Cada cierto tiempo dale una sacudida fuerte para que se sienta realmente dentro de mí y no me sueltes. Estoy aquí para disfrutarlo contigo, ¿no te lo habían dicho? Ahora acárate y muéstrame como eres de verdad...